Una política de humildad
Una política de humildad
Campaña dedicada a la memoria de una virtud olvidada – Humildad.
Nuestra política no debe ser dominada por la arrogancia, el egoísmo y la negación a reflexionar sobre las perspectivas bien intencionadas de nuestros adversarios.
Hagamos que esta campaña se esmere por alcanzar la humildad del siglo veintiuno. Reconocer que el mundo es complejo y que los desafíos de la sociedad provienen de múltiples causas que no siempre son claras. Reconocer que ninguna persona puede comprenderlas del todo.
Tengamos en mente que la humildad no es sinónimo de debilidad. Ni indecisión. Las propuestas audaces y ambiciosas, pueden originarse de una postura humilde. La humildad es tener la certeza para alterar las opiniones propias a favor de los hechos. La humildad se esmera constantemente en incrementar la comprensión del mundo. Busca enfocarse en hechos actuales en lugar de insistir en lo que ya creemos.

Y ¿Por qué es todo esto importante? A algunos políticos les gusta hablar de derrama económica. ¿Qué ocasiona una ética basada en la derrama? ¿Qué, si el comportamiento deshonesto y egoísta se transmite desde Washington a nuestros funcionarios locales y luego de extiende como un contagio?
Desde la temporada electoral de 2016, en Arizona hemos sido testigos de un alarmante grado de narcisismo, arrogancia y comportamiento carente de ética por parte de nuestros funcionarios electos.
Un legislador estatal intentó usar su posición para escapar de un DUI.
Otro legislador se jactó de estar por encima de la ley.
Otro legislador tomó represalias contra una periodista que había investigado uso inapropiado del dinero de los contribuyentes por parte del legislador.
Nuestro gobernador atacó públicamente la integridad de un juez porque dictaminó en su contra.
Un juez en el condado de Pima se vio obligado a renunciar a su puesto tras haber sido acusado de evasión de impuestos.